terça-feira, 26 de abril de 2016

Mais que leitores a poesia tem militantes


Poesía: un género que más que lectores tiene militantes

Asisten a lecturas, slams y festivales como el internacional, que ahora triplicó su audiencia; igual que en la ópera, el público es reducido, pero muy fervoroso
LA NACION
JUEVES 23 DE ABRIL DE 2015
Se dice que los lectores de poesía representan una minoría respecto de los de narrativa, de los que leen libros de investigación periodística y de autoayuda, e incluso de fastbooks firmados -aunque quizá no escritos- por conductores de radio y televisión. Exiliadas de las vidrieras y las mesas de librerías de los shoppings, las ediciones de poesía nacional -ya dijimos- aumentaron un 40% en 2014 y resisten gracias a un público minoritario, pero intenso que concurre a recitales, festivales, ciclos de lecturas en bibliotecas y bares, en institutos de educación. Pero ¿quiénes son esos lectores de poesía? Graciela Aráoz, directora del X Festival Internacional de Poesía, que comenzó el domingo en diferentes espacios de la ciudad y seguirá hasta el 26 del actual en la Feria del Libro, comenta que, en estos diez años, "el festival triplicó su convocatoria. Los bares se llenan de público, hay gente sentada en las escaleras de bibliotecas para escuchar a los poetas; hemos creado entre todos un ambiente especial". El FIP fue considerado el tercer festival de poesía más importante del mundo, después del de Medellín, en Colombia, y el de Trois Rivières, en Canadá.
Pablo Pineau, profesor de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana en la UBA e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras, comenta: "Los lectores de poesía siguen siendo un grupo chico dentro de los lectores, a tal punto que los llamamos «lectores de poesía». La escuela aún cumple con su rol histórico de conectar a los alumnos con algunas producciones consagradas en un canon que se amplió mucho en los últimos tiempos, y que incluye a Alejandra Pizarnik, Francisco Urondo o Néstor Perlongher". Gonzalo Santos, narrador y profesor en secundarios y terciarios, sostiene que pocos docentes tienen el entrenamiento que la lectura de poesía parece reclamar, mucho menos los alumnos (aunque ninguno de ellos desconoce, debido a la repetición publicitaria y las canciones de moda, los beneficios de la rima y de las estrategias verbales). "Sin embargo -agrega-, en épocas de transición como éstas, la poesía se vuelve profética: es capaz de apresar o, al menos, atisbar, aquello para lo que la intelectualidad parece impotente. Tal vez habría que prestarle más atención." Probablemente hacia allí apunta la colección Juan Gelman para escuelas secundarias, impulsada por el Ministerio de Educación de la Nación, integrada por 80 libros de 500 autores, entre los que figuran Borges, Orozco, Pizarnik, pero también autores que provienen de otras series artísticas, como Spinetta.




A los ciclos de poesía, slams o festivales, concurre un público fervoroso, aunque no mayoritario. No obstante, los espacios donde se realizan esos encuentros -ya sean centros culturales como Besares Club de Cultura, instituciones como la Biblioteca Nacional o la Casa de la Lectura, o librerías de ciudades como Buenos Aires, Rosario y Córdoba- casi siempre aparecen colmados. "Muchos lectores de poesía son poetas y editores de poesía -dice María Pía López, directora del Museo del Libro y de la Lengua-. Es un circuito pequeño, pero a la vez muy militante; van a lecturas, realizan ediciones propias y comparten sus publicaciones en redes sociales." Pablo Queralt, poeta y curador del ciclo de la Biblioteca Popular de San Isidro, describe un poco más este público: "Creo que los lectores de poesía hoy son los poetas, sus amigos o parientes y, en tercer lugar, grandes lectores de narrativa y ensayo que también leen poesía. Además de otro grupo que lee el canon editorial (Neruda, Benedetti, Girondo) y no mucho más. El público de la poesía es como el de la ópera; un grupo de lectores o espectadores reducido en proporción a la población general, pero robusto e inteligente, que disfruta de ir más allá de lo visible".



La audiencia del slam de poesía que el Festival Néctar realizó el mes pasado en el Encuentro de la Palabra
La audiencia del slam de poesía que el Festival Néctar realizó el mes pasado en el Encuentro de la Palabra. Foto: Ministerio de Cultura

Griselda García, que organiza un ciclo de poesía en la Casa de la Lectura, junto con Ediciones del Dock (participan poetas como Jorge Paolantonio, Alberto Silva y Natalia Litvinova), ensaya algunas hipótesis: "En los cafés literarios porteños, los que asisten también escriben (no pasa lo mismo con el teatro, donde los espectadores no son únicamente actores)". ¿Esto es responsabilidad de los autores? "En parte sí. Es habitual que alguien escriba los mejores poemas, pero no sea el más indicado para leerlos en voz alta: tono monocorde, falta de modulación, inhibición? Por lo general, tampoco se planea la lectura como un espectáculo; más bien todo lo contrario. Cualquiera que haya pasado dos horas en uno de esos ciclos sabe que para quedarse hay que ser héroe o amigo del que lee."

Poéticas redes sociales





Desde la creación de los blogs de poesía, escritores y lectores cuentan con una herramienta dinámica y accesible. Otra iglesia es imposible (del poeta Jorge Aulicino), La biblioteca de Marcelo Leites; Días después del diluvio, de Daniel Freidemberg, y el reciente Poetas argentinos cuentan con miles de visitas mensuales. Sandra Toro, traductora y editora de El placard, comenta: "En los nueve años que lleva mi blog se incrementó mucho el número de lectores, algunos muy activos. Creo que el acceso masivo a Internet permitió que se abriera el espectro y la oferta de poesía disponible pasó a abarcar muchísimo más que el lugarcito reservado en las grandes librerías. Hay más de dónde elegir". Varios poetas (Silvia Arazi, Susana Cella, Diego Bentivegna o Silvio Mattoni) comparten producciones en sus cuentas de Facebook. Abiertas a comentarios, esas páginas funcionan como cuadernos con entradas que estimulan la curiosidad.
No sólo al idioma los poetas aportan una creatividad y un placer inesperados. También sobre la circulación de la poesía en la sociedad ofrecen un punto de vista desinteresado y lúcido. Walter Lezcano, periodista cultural y docente, autor de Humo y calle, comenta: "La poesía no es como la narrativa, en donde la temática puede atraer por sobre el estilo o la forma en la que el autor utiliza la lengua y crea una voz propia. Es pura personalidad. Y por esta cualidad, intensa y violenta, se acercan los jóvenes: siempre va a haber un autor que los interpele, los convoque, los movilice." Cecilia Pavón, poeta y autora de Un hotel con mi nombre y Once Sur agrega: "Como traductora de poesía contemporánea tengo la impresión de que la poesía es un pequeño club, donde los libros se pasan de mano en mano y las lecturas se recomiendan en lugares y circunstancias inciertas. Hace muchos años, cuando iba al taller de Arturo Carrera, recuerdo que él me dijo que un poema era una botella arrojada al mar, algo que iba a contrapelo de todo y que un día el mensaje le llegaba a alguien".
http://www.lanacion.com.ar/1786733-poesia-un-genero-que-mas-que-lectores-tiene-militantes

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